Alejandra Pizarnik
siempre reniega azules
conforme a la ruta
negra la línea recta
negra la tierra sana
temblor extraño que no agita
pechos sí y no velludos
esperanzas no fundidas revuelven
a él a ella a todos
mirad! su carne transborda
reminiscencias ganado opaco.
El intentar dilucidar el lugar dónde se encuentra el otro goce, en esta poesía de Pizarnik, o cuál es éste, me produjo una extraña sensación que se podría calificar de malestar, pero, luego, de júbilo, cuando creí haber podido descifrarlo. Y hasta ahora me pregunto si esa no fuera una de las intenciones de la autora, la incomodar al lector ofreciéndole versos que, aparentemente, no tienen ninguna relación. También percibí que dejó, estratégicamente, impregnados a todos sus versos de una dosis de misterio que impulsaban el deseo de querer descubrir ese goce ya disfrutado por ella, y que incentivaban el del lector, durante todo el recorrido que hiciese a través de ese laberinto poético.
Gracias a una pista, podemos dilucidar que “Hombre Común” se refiere primordialmente a un otro, lo notamos en el primer verso que está en tercera persona: siempre reniega azules, que luego lo enlaza con la tierra. Este primer verso más el título del poema produce una explosión de significantes en el imaginario del lector lo cual lo lleva a pensar en todas aquellas persona desgarradas de la tierra.
Y la palabra negra, que vuelve y se repite en el siguiente verso, se suma a ese imaginario para delatar un color. Todo lo anteriormente expresado y esa palabra negra irrumpen para producir un giro que lleva a considerar nuestro origen. Dirigen la mirada hacia las imágenes de un Continente, lugar de la tierra, desde dónde salió la humanidad a poblar el mundo. Y desde el África nos llega toda la negritud, con sus luces y sus sones. Negritud en sus danzas, la de su poesía, y sus cadenas de esclavo. Así, este poema “Hombre Común”, enlaza a todos, con un solo nudo, con el alma africana.
Cuando este poema dice: mirad! su carne transborda. Ya no quepa ninguna duda de que habla de aquellos cuyo color es el negro. Los versos nos recuerdan la rabia azul de esta gente que fue arrancada de su tierra negra, que fue transportada fuera de ella como un simple grupo de ganado opaco. En ese acto, el blanco olvidó que la tierra negra garantiza una tierra sana.
Los versos, esperanzas no fundidas revuelven, a él a ella a todos, cantan el rechazo y la cólera; hablan por todos los negros. Representan a todo ser “humano común”, a aquél a quien la negritud recorre por sus venas. Pero, habla también por aquellos a quienes la negritud les surcará en el futuro. “Hombre común”, simbólicamente, representa la consciencia histórica; recuerda lo negro que vive camuflada en el blanco, y la blancura que cohabita en secreto dentro del negro.
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