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Archive for julio 2011


Según Lacan, esta frase de Picasso denota certeza, un dominio de lo que busca, y dónde lo encuentra. Según él, todo artista es tal si va más allá de sus padres; de sus maestros. Significa que el artista debe inventar,  no imitar algo ya existente. Esto, nada tiene que ver con el valor estético de su obra, o de su éxito. El artista, según Lacan, a nivel estructural de su trabajo busca nominarse; lograr o intentar, al menos, el reconocimiento cultural de sus semejantes. Y en lo simbólico, dejar sus marcas significantes.

Picasso, fue el creador del cubismo. Su frase, “No busco, encuentro”, cobra mayor sentido cuando se observa su producción única,  prolífera, y se recuerda la forma cómo relacionó a la mujer con su trabajo. Toda su creatividad implicó salirse de lo pre establecido,  producir una ruptura, con la cual logró crear una nueva forma de expresión artística, e ir más allá de sus maestros. Al desafiar, trasgredir las reglas establecidas, fue tomado como un subversivo al que había que mirar desde lo no convencional.

La relación que mantuvo Picasso con las mujeres fue controversial. Hay algunos que opinan que exigía que fueran unas diosas para encargarse de convertirlas en simples felpudos, en adornos que luego le estorbaban y no sabía qué hacer con ellas. Las tomaba como modelos para fracturarlas en sus cuadros, como en la vida real. Por otro lado, están los que consideran que fueron el pilar que levantaron a Picasso hasta el sitial en el que se encuentra, a cambio las catapultó hasta la inmortalidad. Todas aquellas mujeres con las que se relacionó proveyeron al artista un motivo para expresarse, fueron una necesidad imperiosa en su arte, como en su vida. Y todas, de una manera u otra, contribuyeron a hacer del arte picassiano, el cubista, lo que llegó a ser, y es.

Picasso tuvo muchas mujeres en su vida, dos sus esposas, muchas modelos y amantes. Llegó a afirmar que para amar a alguna mujer le fue suficiente con unas horas, e incluso unos minutos, pero que le resultó mucho más largo y trabajoso el desamor. Daba la impresión de que las adoraba, las amaba hasta que se agotaba en ellas la veta que originaba su acto creativo; hasta que dejaban de ser motivo a representar en su arte. Apenas intuía que su trabajo podía caer en lo repetitivo, o, cuando consideraba que no quedaba nada más artísticamente por extraer, las dejaba a un lado. O, sucedía lo que pasó con Olga Khokhova, su primera esposa, con quien explotó la veta creativa, desde otro ángulo

Mencionar a Olga es hablar de un cambio más en la vida de Picasso, no solo en su estado civil sino también a nivel de su arte. Picasso después de su ruptura con Fernanda Olivier y la muerte de Eva Gouel, la jolie, pasa la guerra y su duelo en Roma, dedicado al ballet y el teatro. Este acontecimiento resume el principio de su relación con la bailarina Olga Khokhova, quien se convertiría en su primera esposa.

Es conocido que Picasso cambiaba de estilo cada vez que se interesaba en una mujer, y Olga no fue la excepción. Su creación se caracterizaba, en ese momento, por una doble fórmula interpretativa, aún se manifestaba con el lenguaje cubista, pero por influencia de Olga estaba inclinándose a regresar al Clasicismo; su creación artística, del momento, se bifurcaba entre esas dos tendencias.

Olga, mujer rica, sobrina del zar, introduce a Picasso en el mundo de la aristocracia. Se casan el 12 de julio de 1918, en Paris, en una iglesia rusa, por el rito ortodoxo. Tres años después les nace su primer hijo, y coincidentemente surgen también los conflictos; le llegó el punto final al período idílico y comenzaron las discordias. Picasso, cansado de su vida con Olga, se resiste a seguir dentro de ese mundo de fiestas y reuniones sofisticadas,  del círculo que prefería Olga, gente aristócrata y refinada, regresa a las calles en busca de los artistas del momento, del circo, de las corridas de toros, la bohemia de los cafés, y los restaurantes; regresa a su mundo, en busca de todas las cosas que estuvieron ligadas a su vida pasada. En el arte, deja de lado el Clasicismo y el Cubismo para inclinarse por el Surrealismo; por el deseo de retratar lo infinito de su mundo interior; de su inconsciente.  Participa con los surrealistas en una exposición,  entabla conversaciones y se contacta con los demás movimientos del momento.

Este período coincide con la mayor crisis de la pareja. Olga se niega a dejarlo libre, a concederle el divorcio y a la repartición de los bienes. Picasso, sintiéndose atado a una relación conflictiva se desquita con el lienzo, crea cuadros con representaciones y expresiones violentas, criaturas deformes, presas de rabia. Sus pinturas reflejan todo lo que vivía y sentía en ese momento. Es así cómo surge la Mantis religiosa.

La Mantis religiosa, figura totémica, está ligada tanto el erotismo como al hambre. En este animal se da la transición del erotismo al hambre, viceversa, vía de la preferencia. La hembra además de querer copular con el macho, le atrae algo más de él, algo en especial, la cabeza, que desea devorar. A pesar de intuir el destino que pesa sobre él está abierto a convertirse en el objeto de preferencia de la hembra. A pesar de su temor de ser devorado el macho se entrega a la hembra.

En ese momento crucial de sus vidas, Picasso, representó a Olga con la hembra de ese animal que  ilustra una situación en la que el otro se vuelve radicalmente otro. El macho de esa especie, en su relación con la hembra, cumple ese doble rol: falo y alimento. El erotismo de la hembra, su deseo voraz de alimento y sexo representa la radicalidad de esa alteridad; el deseo del otro.

En su seminario 11, Jacques Lacan dice, que en La Mantis religiosa, en su relación  macho- hembra, está presente la angustia. Del lado de la hembra, la angustia que produce la idea de querer saciar su deseo voraz por sexo y alimento.  Y del lado del macho, de saber cuál será su fin. Si existe un macho de esa especie, ese, nos dice, es un macho sin ninguna experiencia sexual, porque la hembra es, para esta especie, una amenaza para su cuerpo y para su existir.

La Mantis Religiosa es un animal asociado a un deseo devorador, a la destrucción y la muerte. Su canibalismo está articulado a la sexualidad. La hembra goza más allá del acto mismo del erotismo y el procrear. Según Lacan, la presencia de este animal nos permite interrogarnos, cuestionarnos sobre nuestra relación con el mundo y con el otro, en función de nuestro cuerpo. Porque este animal, resulta un reflejo monstruoso que puede mitigar nuestros propios demonios.

Picasso, supo aprovecharse de La Mantis religiosa para mostrar su situación con Olga. Pintó su estado anímico y representó en su pintura la significación tanto como la imagen que proyecta la hembra de esta especie. Por su lado,  George Bataille, considera que  Picasso supo descubrir el sentimiento de la violencia elemental que inflama cada manifestación erótica. Él, considera que el terreno del erotismo es el terreno de la violencia.

No se puede negar que este artista, durante toda su vida, transitó por ese terreno de lo erótico. Se dejó subyugar por la mujer, sin que ésta fuera su objetivo, pero sí su estimulante, su energía creadora. En la historia no existe otro artista que haya dedicado más tiempo, o su vida, a representar tanto y de tantas diversas formas a la mujer. Y que haya permanecido, hasta el último segundo de su vida, fascinado, trabajando en ella.

 

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